martes, 23 de abril de 2013

2014 AVISO PARA LOS VERDES, Y ...MUCHOS MAS


AVISO PARA VERDES, RECORDATORIO PARA NAVEGANTES

Ante las jornadas en Madrid de presentación de los Verdes Europeos en la capital, creo que es muy importante que el Partido Verde Europeo afine y llegue con su mensaje a los ciudadanos españoles, pero igual de importante, por el momento que vivimos, y las repetidas muestras de prejuicios e incomprensiones entre los europeos del Sur y del Norte, es que los Verdes Europeos se lleven una impresión nítida de cuales son las claves de la movilización social y ecológica en nuestro país.
He estado discutiendo estos temas con un amigo, persona relevante entre los Verdes, al cual le he hecho partícipe de mi queja contra el secreto bancario austriaco. Según él, viejo sindicalista, desde el fin de la ocupación aliada, Austria es un país estable, democrático, con un sólido estado de bienestar,  y con un consistente movimiento verde.
Un poco asombrado por su aseveración, dado que mi amigo, como Bruto, no dice cosas en vano,
he reflexionado: Cierto, los españoles y portugueses no fuimos ocupados por los aliados. Claro que con ello, los demócratas de ambos países sufrimos una doble derrota, primero en la guerra civil, y luego en 1945, cuando los aliados se negaron a apoyar a las fuerzas de la democracia en España y Portugal.
Perplejo, sigo sin ver la relación entre que Austria sea en lo interior un país modélico - aunque sus escritores insistan en la persistencia de la cultura nazi en sus clases medias (Thomas Bernhard) y haga pocos años hiciera sonar las alertas europeas de derechos humanos por el ascenso de la xenofobia neonazi- con la circunstancia de que ese país haya construido una industria financiera en base al secreto bancario contra las exigencias de transparencia del resto de Europa. Austria, y una parte sustancial de su población, se lucra de la evasión fiscal y la corrupción en nuestro país, y otros más,  sirviendo de refugio a los especuladores y defraudadores fiscales.
El conocimiento de ese hecho, en las  circunstancias actuales, es enormemente desmoralizador para los ciudadanos que, en España y Portugal, están luchando contra la desmantelación de nuestros pobres estados del bienestar (nada que ver con el austriaco) y, a escala europea, es un atentado contra la ciudadanía europea emergente.
Creo que la respuesta de mi amigo se debe a que los Verdes aún no acabamos de percibir el enorme giro en las relaciones mundiales de fuerzas que ha supuesto la crisis desencadenada a raíz de la quiebra de Lheman Brothers.
Hace diez años, Europa, donde la cultura verde impregnaba sus sociedades mas avanzadas, era el jugador central de la economía mundial, no solo por ser la primera potencia comercial, sino porque chinos, surafricanos, brasileños y otros, incluida Rusia, necesitaban balancear el enorme poder USA. Ese tablero hizo posible la firma del protocolo de Tokio, y abrió enormes esperanzas de que la lucha contra el efecto invernadero acabara por involucrar incluso a los países mas reticentes, como USA y China.
La cabezonería alemana, y las pulsiones nacionalistas de sus dirigentes,  y los de los países que la apoyan, están ayudando a la pérdida del poder blando de Europa. Falta de cohesión y con el futuro puesto en duda un día si y otro también, la Unión Europea ha dejado de ser atractiva para el mundo emergente, que mira con displicencia a los arrogantes y viejos países, incapaces de ponerse de acuerdo y poner propuestas sobre la mesa. En esas circunstancias, las dos contribuciones europeas a la contemporaneidad: el Estado del bienestar democrático y el ecologismo político, pierden interés para los países emergentes, no porque no sean interesantes, sino porque no hay liderazgo tras la propuesta.
Es ahí, en el posicionamiento de Europa en el mundo, donde es necesario recomponer la solidaridad interna europea, respetando todos los puntos de vista, pero sobre todo las reglas limpias de juego:
a)    Los españoles, y todos los del sur, debemos aprender que las haciendas deben cobrar los impuestos, las empresas cumplir los contratos y pagar las deudas, y los ciudadanos valorar mas el trabajo y el conocimiento que la suerte del pelotazo, o la burbuja, creando reglas propias de transparencia y honestidad económica.
b)    Los países del norte deben aceptar que solo podemos salir del pozo de la deuda si ellos ceban un poco su inflación y su consumo tira de la producción del sur, creando empleo y ahorro para recapitalizar nuestras empresas y cambiar nuestro modelo productivo.
c)    Para que haya inflación en el norte, y para que se la pueda controlar, el BCE debe cambiar sus estatutos y admitir ponerlos al servicio de las políticas de empleo de la Unión Europea.
d)    Pero de nada servirá nuestro esfuerzo si Austria y Luxemburgo (por no hablar de la City de Londres) acogen y protegen a los defraudadores españoles, e Irlanda practica el dumping fiscal para competir con deslealtad por el ahorro y las inversiones.
e)    Lo último nos confronta con el déficit de gobierno europeo, y la necesidad de armonización fiscal mediante una Hacienda común de la Unión, y un gobierno de la Comisión, por encima del Consejo y responsable ante el Parlamento. 
Si nuestros partenairs  verdes de Europa del norte, creen que pueden impulsar la lucha ecologista desde sus pequeños paraísos desarrollados, escasos incluso con Alemania, sin contar con la potencia que les ha conferido, hasta ahora,  la Unión Europea, no tardarán mucho en darse cuenta del giro tan enorme que ha dado el tablero político mundial.
Si, por el contrario comprenden lo que está pasando, y que solo el peso de una Europa política unida puede balancear las cosas, y llevar a otras sociedades a la mesa negociadora sobre los peligros que supone la economía del carbono y subordinada a las finanzas,  encontrarán un amplio apoyo en el sur de Europa, donde la crisis está llevando las conciencias a plantearse muchas preguntas y una rápida evolución.
Sin Europa, los ciudadanos de España, Portugal, Grecia, Italia y, posiblemente Francia, pueden caer en una indignación impotente, y ya sabemos lo peligrosas que son esas situaciones. Afortunadamente tenemos la democracia y en 2014 las elecciones europeas. Las cosas en nuestro continente, están mas maduras de lo que muchos piensan, y esas elecciones pueden significar un vuelco en el parlamento europeo, y fortalecer las instituciones, aún no democráticas, de la gobernanza en Europa.
     

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