miércoles, 6 de febrero de 2013

NO ES RELATO SON INSTITUCIONES

Hasta hoy, he venido escuchando la palabra relato para definir política. Ya sabemos que esa es la forma en que la política tradicional hurta a los ciudadanos el protagonismo, pero como la política estaba reducida a partidos tradicionales, no había nada que objetar. ¡Ellos nos contaban un cuento, y nosotros hacíamos como que los escuchábamos! 

Hoy sabemos que es peligrosos dormirse con un cuento... Ahora tenemos que aprender a ser adultos, y los adultos no se cuentan relatos, los adultos se hacen preguntas, formulan problemas y buscan la ayuda de expertos para construir sus herramientas de solución a los problemas que se plantean.. 

Esas Herramientas se llaman INSTITUCIONES, y de la calidad de las instituciones depende la calidad de la DEMOCRACIA. 


Por ello, os invito a leer el libro que paso a comentaros. Se llama "Como piensan las instituciones" y su autora es Mary Douglas, en Alianza Editoriial.



 “COMO PIENSAN LAS INSTITUCIONES” DE MARY DOUGLAS[1]

Lo que las organizaciones, colectivos sociales y naciones aprenden condiciona lo que pueden aprender, pero lo mas grave es que también condiciona donde fijan la atención, y lo que tienen que desaprender antes de enfrentarse a algo nuevo. (Traducción al castellano de path dependence)

“Del siglo XIX fluyen como de una fuente común, dos ríos. Uno lleva a los hombre a las instituciones libre, el otro al poder absoluto” (Tocqueville)

Mary Douglas  (1921-2007)  es un referente en la antropología, y una autora clave en la recuperación crítica del pensamiento de Durkheim. La obra comentada es producto de una serie de conferencias “Abrams” dictadas en la Universidad de Syracuse. En ella, la Sra. Douglas reflexiona sobre las  Instituciones, y su relación con el pensamiento racional, sin ocultar su deuda con Robert Merton, a cuya ensayo “A hombros de Gigantes” (somos pigmeos subidos a hombros de gigantes..) dedica las conferencias. Las razones para recomendar esta obra, responden a la convicción propia, de que las experiencias históricas de los pueblos, su aprendizaje de la convivencia entre intereses contrapuestos, no coincidentes o simplemente distintos, se plasma en Instituciones, y las instituciones crean “path-dependence”.

La doctrina de las instituciones basadas en el aprendizaje colectivo,  tiene su antecesor imposible[2] en Gramsci y su teorización del partido político. Tal como se formula hoy, la hipótesis institucional parte de los diversos estudios que, desde los años 50, con el Premio Nobel de Simon, ponen en cuestión la teoría de la elección individual racional, y de Williamson, y Nelson y Winter quienes, en los años 80 del siglo XX, recuperan la economía política introduciendo las instituciones como pieza central del análisis.

Hasta esos años, la teoría neoclásica parecía sólida. No daba cuenta de la realidad, pero no podía ser desmontada. Según esa teoría, las decisiones racionales de los individuos, buscando su propio interés egoísta, conducen a la armonía social, siempre que no se pongan otras cortapisas a su acción que las requeridas por la institución del mercado (según A Smith, las cortapisas necesarias al libre mercado son reglas de protección de los contratos individuales, tanto contra el fraude como contra el monopolio) El camino hacia la democracia, incluida la evolución de la caridad hacia la protección social, sería un proceso natural basado en un pacto de las elites en torno a los principios de Montesquieu (separación de poderes y monopolio de la violencia en el estado)

Con la Teoría Institucional las cosas no se ven tan claras. Los procesos se producen con actores que tienen intereses no coincidentes, incluso contrarios. Esos actores tratan de imponer, cuando pueden, o de negociar, si no pueden imponer, desde instituciones que marcan lo que se puede o no se puede hacer. En el proceso negociador se siguen pautas obtenidas de experiencias que se pierden en la memoria. El estudio de esas instituciones es mucho mas útil que los juicios morales, a los cuales un científico social no se debe dejar arrastrar.

Introducción

Mary Douglas inicia el análisis de las Instituciones desde la crítica del paradigma neoclásico ya citado. Para la autora, cualquier  paradigma sobre las instituciones humanas debe reconocer la duda razonable que suscitan las  acciones humanas basadas en los sentimientos de cooperación y solidaridad, y sus corolarios negativos, el rechazo y la desconfianza. Añade, además, la sentencia de Simon[1], para el cual la elección racional atribuye al individuo una capacidad ridículamente ilimitada de manejar información: La racionalidad humana se encuentra intrínsecamente limitada.

Los comportamientos oportunistas, consistentes en ocultar información durante los procesos negociadores, o aprovechar la contribución solidaria de otros para el propio beneficio, crean rechazo y desconfianza. Mientras que la solidaridad surge de sentimientos íntimos, que no están regidos por la racionalidad. Estos sentimientos que crean el vínculo social, no son mas que meros gestos si no están acompañados de sacrificios. Tampoco estos comportamientos altruistas apelan a la racionalidad.   

Además, la racionalidad implica algo o alguien que diga que un argumento es razonable. Ese algo o alguien es una institución. Una respuesta solo se considera correcta si está sustentada por una institución. Reducida a su mínima expresión, una institución es una  convención, es decir una regla aceptada de comportamiento o rutina, en su mas amplia expresión es producto de un proceso negociador, en el que todas las partes tienen interés en dotarse de una regla.

Por lo tanto, una institución existe en forma de respuestas instauradas en las mentes de los individuos, dirige sus decisiones. Las instituciones estabilizan el vínculo social, de base generalmente irracional, y a su vez se mantienen en el tiempo cuando refuerzan el propio vínculo social.

Racionalidad y Vínculo Social

Según Olson[2], el cálculo racional disuade al individuo de contribuir al bien social, conduce al oportunismo de aprovecharse de las contribuciones de otros. Es necesario, por lo tanto, explicar porqué el bien común se crea y persiste. La teoría clásica construye un entramado de incentivos y castigos (Orden Social) que inducen su creación, pero no explica de donde proceden.

Desde una perspectiva del utilitarismo, el disfrute de los bienes comunes disminuye con el acceso universal a los mismos, haciendo necesario el Orden Social que atenúa los efectos del oportunismo. Sin embargo, no puede incluir “la Confianza”, la cual es un bien común: Cuantas mas personas participan de ella mayores beneficios reporta.

La confianza ahorra costes de control del oportunismo, y plantea un problema al paradigma de la elección racional, según el cual el oportunismo solo se reduce con la coacción. A su vez, la propia confianza suscita un interrogante a la teoría sociológica, pues es un producto de la interacción social en pequeños grupos o comunidades.

Una cuestión crítica para la investigación propuesta por la autora es ¿Cómo crece la comunidad hasta constituirse en organización estable?  El paradigma racional aporta su caja de herramientas de incentivos y coacción, pero deja en la oscuridad el nacimiento de la comunidad y sus patrones de control social, como las pautas de reciprocidad, parentesco y matrimonio, o los que rigen la negociación y el regateo, medios utilizados por los seres humanos para modificar pautas.

Sistemas de conocimiento

En la obra comentada, el grupo proporciona a sus miembros heurísticos, que son estrategias  para la simplificación de los procesos de decisión, de ahí proviene su poder de coacción. Los heurísticos no tienen autor, son el resultado histórico del debate reiterado sobre un problema recurrente. Alguien dijo que un procedimiento es útil y los demás lo han interiorizado de tal forma que aparece como algo natural. La naturalización de esas convenciones, permite objetivar las percepciones individuales de los creadores o negociadores de las mismas. La utilización de los heurísticos decanta el poder, en el seno del grupo hacia algunos individuos.

A una escala social mas amplia, la confrontación con estructuras complejos tiende a consolidar el poder en forma de elites, a las que se confiere poder de convicción. Las elites son seleccionadas por su habilidad para manejar heurísticos que prescriben que rutinas o comportamientos son útiles y cuales son desechables. Los heurísticos institucionalizados, ahorran tiempo y coste emocional para identificar lo correcto, pues lo correcto es lo natural. Facilitan la creación de identidades al definir lo idéntico por analogía con un patrón natural. Institucionalmente, la identidad no es una cualidad de las cosas, sino algo que se confiere a un grupo de elementos dentro de un sistema coherente.

Sin embargo, aunque los heurísticos son procedimientos consensuados de resolver problemas, los problemas los perciben los individuos, y son ellos los que los clasifican. La Sra. Douglas  es tajante en esta afirmación. Ahora bien, como las herramientas de clasificación se almacenan y reciben de las instituciones, las clasificaciones realizadas por los individuos gozan de una autonomía limitada: La comunidad instituida posee procedimientos que bloquean la curiosidad individual, mediante las instituciones organiza la memoria pública imponiendo la certeza sobre la incertidumbre.

Resumiendo, el proceso de creación de una institución se puede diagramar en cuatro pasos: 1.- Al llegar a acuerdos sobre categorías básicas, la regla acordada se difunde mediante analogías de semejanza con procesos naturales, la institución es la semejanza;  2.- El logro principal de una institución es conseguir y estabilizar una situación de tablas entre fuerzas hostiles, evitando la destrucción mutua;  3.- La institución se consolida porque encauza la energía moral  de todos sus miembros, que depositan su confianza individual en un piloto automático (crea path-dependence) ;  4.- Las instituciones protegen su supervivencia encauzando los procesos de información hacia la tarea de su propia conservación.

Justicia e instituciones

La justicia plantea un problema que nos acerca a una mejor comprensión de las instituciones y sus limites culturales. La ONU, institución levantada para evitar nuevas grandes guerras, es incapaz de solventar un problema como el de palestina, donde chocan intereses excluyentes. Lo mismo le pasa con el conflicto sobre la integridad del cuerpo femenino, al no conseguir una condena a la mutilación del clítoris. 

Los conflictos sobre justicia no pude resolverse si se producen entre instituciones construidas sobre principios incompatibles La diplomacia solo tiene una oportunidad cuando el conflicto se da entre instituciones basadas en las mismas analogías de naturaleza y concepciones compatibles de la justicia. No basta, como dice Sandel[1] “consagrarse al autodescubrimiento, buscar los fines propios en la comunidad, ser un ser humano <tal como lo concebían los antiguos>”  Podemos añadir que los antiguos no podían imaginar la complejidad actual.

Corolarios

1.- Son los individuos los que construyen las instituciones para que tomen decisiones en su nombre.

2.- Las instituciones son una memoria pública de almacenamiento del orden social, procedimientos mediante los cuales se aceptan unos acontecimientos y se rechazan otros.

3.- Un nuevo descubrimiento ha de ser compatible con los sistemas políticos y filosóficos de un tiempo para que sea tomado en consideración.

4.-  Una sociedad es mas abierta, en la medida que permite modificar sus instituciones y provee de heurísticos para hacerlo.

5.-  Para bien o para mal, los individuos comparten efectivamente sus pensamientos, armonizan hasta cierto punto sus preferencias, y solo pueden tomar grandes decisiones dentro del ámbito de las instituciones que construyen.
 



[1] Douglas, Mary (1996) Cómo piensan las instituciones, Alianza Universidad, Madrid
[2] A la teoría gramsciana del aprendizaje social en grupo, premisa de la del partido, se le puede aplicar el concepto de descubrimiento múltiple,  como lo plantea Merton. Citado por Douglas, pp.111-112

[1] Herbert Simon, citado por la autora en la p. 76
[2] Citado por M Douglas, p. 46

[1] Citado p. 183










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