domingo, 28 de abril de 2013

ECOLOGIA POLITICA Y ECONOMIA, LEER A GEORGESCU



«tal vez el destino del ser humano sea una vida breve, más febril, excitante y
extravagante en lugar de una vida larga, vegetativa y monótona». (G-R: 1975).

De acuerdo con Georgescu Roegen: “un subsistema —no aislado— (el económico) no puede regular a un sistema (el biológico) que le engloba.” Esta frase resume el inicio de la moderna economía de la ecología. Mas allá de las resonancias maltusianas, o los sueños domésticos de Phrudon, falsamente reivindicados por grupos que unen a sus buenas intenciones una cierta pereza mental.
El autor rumano huyó del comunismo existente, pero no de la economía política, lo único que hizo, siguiendo los pasos de Schumpeter, fue situarla en contexto, en pleno siglo XX. El maestro teorizó sobre los límites sociales del liberalismo, inscritos en sus propias tendencias al gigantismo industrial y la burocracia, Georgescu, en un paso mas avanzado, coherente con los grandes maestros de la economía política, la situó en el contexto de la naturaleza del planeta, donde la economía  existe, y del comportamiento de la especie que le confiere sentido.
Con un discurso pesimista, pues pensaba, como su maestro, que los hábitos humanos cambian solo con las crisis, y algunos solo se modifican en las grandes catástrofes, o no se modifican nunca, situó el problema ecológico en contraposición al problema del desarrollo, en tanto éste último implica crecimiento. Destacó que los grandes problemas no se afrontan a nivel nacional-estatal, un ámbito irrelevante para el sistema ecológico, y situó a los europeos y norteamericanos, hoy en día habría que añadir algunos mas, ante la imposibilidad de afrontar el problema de los recursos escasos sin resolver, de alguna manera, las enormes desigualdades entre entonces el Norte y el Sur. Evidentemente éstos últimos, los del Sur, se revelarán, y  se negarán a atender a razones,  contra ser los paganos del cambio hacia la economía ecológica. Por último, siguiendo a su maestro, defendía que las innovaciones son las bases sobre las que, si los seres humanos se deciden a ello, se lograría cambiar la tendencia hacia la catástrofe, o revertir los efectos de la misma una vez producida.

Analicemos los cinco aspectos que G-Roegen plantea:
1.- Los hábitos humanos solo cambian tras las catástrofes, aunque la historia de Europa nos enseña que las comunidades pequeñas, locales o comarcales, son los ámbitos de aprendizaje de nuevos hábitos para los seres humanos (Weber, “la ética protestante y el espíritu del capitalismo”, Thompson, “La formación de la clse obrera en Inglaterra”) El activismo ecologista, por lo tanto (como en su tiempo fue el activismo calvinista para el liberalismo, o las cooperativas y las uniones obreras para la democracia)  es un factor crítico para la consecución del cambio necesario de hábitos, pero su ámbito localista de eficacia implica que debe ser extendido a todo el planeta, o mas difícil aún, a todos los lugares del planeta donde se dirimen éstas cuestiones (No a China en general, sino a la región china donde hay una planta química, o la ciudad hindú cerca de la cual se instala una central nuclear, sabiendo que, en ambas, la nueva instalación implica trabajo donde antes no lo había).
2-  El sistema biológico es global, su problemática central, el calentamiento global y el agotamiento de los recursos) se presenta como un fenómeno inherente al proceso de globalización (ver globalización en http://jocanorojo.blogspot.com) Por lo tanto su gestión exige una gobernanza global, con actores políticos capaces de influir en el ámbito global, algo que supera a cualquiera de los países donde el ecologismo político ha llegado a tener influencia. Hoy por hoy, solo la Unión Europea puede llegar a cumplir el rol de actor global ecológico, y eso si los Verdes arrastran al conjunto de las fuerzas realmente democráticas, es decir con voluntad mas o menos firme de sobreponerse a la dictadura de los monopolios financieros (que no otra cosa son los mercados financieros)
3.- La dinámica de la economía energética europea, que se niega a plegarse a los requerimientos  ecológicos, aunando en esa resistencia la inercia de los comportamientos de los ciudadanos europeos con los intereses de las grandes corporaciones de la energía y las industrias de bienes de consumo (Helmar Krupp, “European Technology Policy and Global Schumpeter Dynamics: A Social Science Perspective”; John Philimore, “Schumpeter, Schumacher and the greening of technology”) que nos indica la debilidad de las instituciones (Ver instituciones en http://jocanorojo.blogspot.com) de la democracia europea, no obstante ser la mas avanzada del planeta, para afrontar los retos .
4.- La innovación es el camino, aunque depende de la dirección. Como el gato sonriente decía a Alicia: si quieres  quedarte donde estas tienes que correr, y si quieres ir a algún lado tienes que correr mucho mas. La innovación por si sola no resolverá los problemas, pero sin innovación no se resolverán. Vivimos la era de la economía del conocimiento, en la que las grandes corporaciones hacen circular información, conceptos y tecnologías por el planeta a velocidad de vértigo. El conocimiento puede posibilitar tecnologías ahorradoras de recursos, formas de organización del trabajo que incorporen a masas enormes de seres humanos a la  producción de lo que necesitan con un  ahorro de esfuerzos. El PIB ya no mide ni tan siquiera el consumo de recursos que se realiza en la producción, la economía del conocimiento permitirá nuevos sistemas de indicadores sociales del bienestar, como ya lo están haciendo las corporaciones (Ver http://jocanorojo.blogspot.com) El ecologismo político puede aliar bajo la tarea de democratizar las corporaciones globales a las fuerzas sociales de la economía del conocimiento y el trabajo. Hoy por hoy, la creación de conocimiento tecnológico por el conglomerado de cooperación entre trabajo tecnología y ciencia que constituyen las corporaciones multinacionales, no tiene alternativa viable conocida. O se pone las corporaciones bajo el control de los ciudadanos globales, o los países seguirán la dictadura global que las multinacionales imponen a las políticas económicas.
5.- Por último, el ecologismo político es un fenómeno de países ricos, y debemos preguntarnos porqué es así. Los países mas ricos, denominados desarrollados, son la meta para los que no lo son. Los ciudadanos del mundo que pasa hambre y sufre las perores situaciones de miseria, y los que trabajan sin protección social para huir de la imagen de los anteriores, quieren llegar a los niveles de consumo y protección de los más ricos. Eso es humano y comprensible. Como han rebelado en las conversaciones globales sobre cambio climático, nos dicen: primero queremos llegar a ser como vosotros, y entonces nos plantearemos, como vosotros, los problemas del mundo. Es decir, si para nosotros su miseria y pobreza no es un problema, perdemos credibilidad para exponer los problemas del mundo, que aparecen y son percibidos como los problemas de los ricos. Si nosotros hemos destruido nuestros bosques y llenado nuestras ciudades de coches, luego hemos hecho coches mas eficientes y con menos emisiones y respiramos mejor que en sus metrópolis (ninguna ciudad europea es comparable al Cairo o a México DC en polución) ¿porqué les pedimos a ellos que ralenticen su crecimiento? Volvemos al problema de la gobernanza global, si queremos salvarnos nosotros del desastre del clima y el agotamiento de los recursos y con nosotros el resto del mundo, solo podemos avanzar si empezamos por trasferir una parte importante de nuestra riqueza a los países menos desarrollados, y como las estructuras políticas están corrompidas, y mas corruptas contra mas pobre es el país, tenemos que idear procedimientos para hacerlo sin pasar por sus gobiernos, es decir tenemos que idear un gobierno global.

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