miércoles, 13 de noviembre de 2013

ECONOMIA VERDE


ECONOMIA VERDE
por Jose Candela

I. El equilibrio neoclásico del mercado y sus agujeros

Para los neoliberales, la sociedad es “una matriz activa de  opciones y elecciones espontáneas y afinidades naturales” lo cual se traduce políticamente en que “ los ciudadanos privados conocen mejor la manera de gastar su dinero que los burócratas de un gobierno extractor de impuestos”
El equilibrio de los mercados, piedra de crucero del neoliberalismo,  lo planteó Walras en 1874: “Si los precios los marca el mercado, debemos suponer una fijación simultánea de todos ellos en un proceso hacia el equilibrio entre los factores y los productos”. Eso implica, dado que la oferta no es mas que la demanda agregada de los capitalistas por obtener recursos, que existe la posibilidad de equilibrios múltiples.
Para obviar este problema, Walras postuló la independencia entre las funciones de utilidad (demanda) y de producción, y consideró que todas las empresas tienen funciones de producción idénticas en una industria.  Estos supuestos inician la enorme suplantación de la ciencia por una ideología que postula que el mercado, dejado a su libre funcionamiento, resuelve todos los desequilibrios del ajuste entre la oferta y la demanda y acaba ocupando todos los factores.
Con estas simplificaciones se demuestra que hay una posibilidad de equilibrio, no que la realidad esté reflejada en el modelo.
La igualdad en la organización de las empresas es un supuesto inverosímil. Y en el caso del trabajo, que consume para sobrevivir, introduce restricciones que pueden ser incompatibles con el sistema: No puede tener un equilibrio de remuneración cero, o por debajo de un cierto nivel, ni puede tener variaciones marginales, las personas son unidades discretas y su tiempo y necesidades también.
En el modelo de equilibrio de los mercados, no se pueden considerar efectos externos sobre los factores  si se quiere una solución económica superior a cero. Marshall (1890) consideraba que el efecto de las variaciones en el conocimiento tecnológico y la formación profesional crea  economías externas. Cuando una industria crece y se ubica en una zona, todas las industrias del ramo acaban por disfrutar de la oferta de una mano de obra especializada.
La capacitación, la trasmisión de conocimiento y otras, no solo quedan  fuera del análisis, son incompatibles (Samuelson 1951). Las cosas que tomamos como parámetros para el Equilibrio General resultan ser cuestiones que varían e influyen sobre las ecuaciones, como los gustos, la tecnología y sobre todo el marco institucional, con cuestiones tan relevantes como la distribución de la renta, la participación en la formación o el acceso a los medios de producción (Blaug, 1973)
El valor de uso del trabajo, su capacidad tecnológica, crítica en las modernas teorías del manágement,  aparece, en la competencia perfecta, como una restricción a su movilidad que impide el equilibrio. A modo de conclusiones, podemos decir que La Teoría Económica Neoclásica, al obviar las habilidades humanas, y partir de una concepción simplista del comportamiento, corta el camino para comprender la economía contemporánea.
A partir de los setenta, los informes del Club de Roma sobre los límites al crecimiento, los estudios de Richta o Daniel Bell sobre los efectos del conocimiento en la economía, y sobre todo los avances en la teoría del manágement, con el premio Nóbel a H. Simon en 1978, que  se basaba en un contexto económico de mercados  con información imperfecta y búsqueda de posiciones cuasi-monopolistas. Plantean tantos interrogantes e incongruencias en la macroeconomía que ya no se pueden obviar, y en la última década del siglo XX emergen en los grandes centros de investigación social nuevas ideas, que tardan en llegar al público por la reacción fanática y la fuerza publicitaria de los Think-Thank consevadores.
Esas ideas intentan integrar el valor de uso en la macroeconomía, es decir teorizar conjuntamente la macro y la microeconomía. Entre ellos, un grupo de economistas, en torno a Nelson y Winter (1982) y su “Evolutionary Economics”, redefinen el valor del trabajo bajo el concepto “habilidades”; Rescatan las ideas sobre la configuración fragmentada de los mercados de Ricardo, y la relación entre innovación y ventaja monopolista de Schumpeter. Estos tres conceptos permiten la inserción de las Instituciones en la teoría del desarrollo, y por lo tanto del bien común en la teoría económica. A partir de esa base,  enfrentan los dos grandes desafíos planteados por Schumpeter y Schumacher a la Economía: Integrar en el pensamiento económico la creatividad humana y el entorno medioambiental.

II. Lo Verde también es economía

En los años sesenta,  antes de la crisis del petróleo de los setenta, y del informe del Club de Roma, Nicholas Georgescu-Roegen planteó que la economía debe integrar en el análisis la naturaleza y los recursos naturales, aplicando la entropía al análisis económico y abandonando la visión positivista y judeo-cristiana  que muestra a la naturaleza como algo infinito y destinado para la apropiación humana.
“La ley de la entropía es la más económica de todas las leyes naturales” y nos dice que nunca se podrá volver al mismo punto de equilibrio. El proceso económico no es un movimiento circular mecanicista. Es un proceso biológico, unidireccional y evolutivo.
Incluso negaba la posibilidad teórica del reciclaje completo, pues el concepto de entropía pone límites al crecimiento económico y hace inevitable el agotamiento paulatino de todos los recursos materiales y energéticos (con la excepción de la energía solar).
En los setenta, con la presencia de Schumacher y su “Small is Beautiful” la Ecología entra en el campo de la Economía Política. El autor defiende las comunidades pequeñas, suficientes para aprovechar los avances tecnológicos, pero respetando la escala humana, auto-limitadas al tamaño de la participación democrática y el aprovechamiento de los ecosistemas locales.



III. ECONOMIA VERDE

Como se compatibilizan las teorías modernas sobre la Economía del Conocimiento; La dinámica de los Paradigmas Tecno-económicos (TEP) Los procesos de globalización, con  los postulados de sostenibilidad defendidos por Schumacher. Este es el gran reto teórico de la economía verde.
Está bastante aceptado que nuestro campo de juego actual de la economía es global. El mismo acuerdo existe sobre la escala humana, cuasi-local, de los procesos para el control de los ecosistemas. Economía verde trata, fundamentalmente, de la reflexión sobre estas contradicciones. Y de las políticas para afrontarlas, sin negar lo evidente.

III.1. Las lecciones de Schumacher

 Schumacher argumentaba que las transferencias de tecnología entre empresas de países con niveles diferentes de desarrollo,  conducían a decisiones inapropiadas sobre los productos y las tecnologías en los partenaires menos desarrollados.  Países con abundancia de mano de obra recibían tecnologías ahorradoras de trabajo, resultado: el desempleo masivo. Las inversiones buscaban satisfacer los mercados de los países de origen de las tecnologías. Resultado: producción de artículos de lujo y destrucción de las economías locales.
Y añadía, las  tecnologías de los países mas desarrollados, al expandirse creaban externalidades negativas, como destrucción de ecosistemas, pérdida de recursos naturales, contaminación y  agotamiento de los recursos energéticos. Esas externalidades no se hacían evidentes, porque los países subdesarrollados actuaban como contenedor de la efectos perversos de las economías desarrolladas. Durante los años setenta, la crisis del petróleo y las emergencias medioambientales en las grandes ciudades cambiaron la percepción de las gentes, al afectar al núcleo desarrollado del planeta.
Schumacher, sin embargo, defendía que el estudio de cómo la gente hacía las cosas a nivel local, podría haber permitido la investigación en tecnologías que mejoraran esos procesos y ayudaran a las comunidades locales a salir de la pobreza. Esas inversiones habrían sido mas baratas y útiles.   Preservando las riquezas naturales de la zona y fomentando la incorporación de sus gentes a la sociedad moderna, entendida como sociedad de la tecnología.
La Globalización ha trastocado las visiones localistas. Ha  interrelacionado todo el planeta con los problemas que se producen en sus núcleos, ha cambiado la ubicación de esos núcleos y creado otros nuevos y distantes.  Sin embargo, el discurso de Schumacher sigue siendo potente y cargado de juicio. En  lugar del rechazo por utópico, invita a la reflexión por razonable

III.2. Las lecciones de Evolutionary Economics

La principal reflexión es metodológica: Para hacer compatibles dos perspectivas que  parecen opuestas, es necesario buscar los puntos comunes entre los aspectos fundamentales de ambas visiones.
Ambos comparten la perspectiva de la economía del conocimiento  sobre la fuerza de trabajo como un stock de servicios. Y ambos valoran la importancia del sistema industrial, entendido como un catálogo de combinaciones de la organización el trabajo, y como espacio de la innovación. Valoran más la concepción japonesa de mejora de lo que ya se sabe hacer, que la innovación radical. Esta última ocurre, pero si no hay un sistema industrial capaz de mejorarla, adaptarla, convertirla en rutina y crear nuevos conceptos, su efecto es nulo. Este postulado pertenece tanto a “Evolutionary Economics” como a los seguidores de Schumacher.
La segunda concordancia se produce en torno al lugar central que ambos conceden a la tecnología energética en el enfoque de los problemas medioambientales. Hablando en los setenta sobre los límites del crecimiento, Schumacher decía: “El moderno sistema industrial no se ve gravemente enfrentado por posibles escasez o altos precios de los materiales… es más, la necesidad es la madre de la invención, y la inventiva de la industria, maravillosamente soportada por la ciencia moderna, es difícil que pueda ser derrotada en ese frente”..y añadía: “El único factor material cuya disponibilidad es la precondición de todos los otros, y que no puede ser reciclado, es la Energía”.
En 1998 los autores de The Next Industrial Revolution, defendían la posibilidad  del diseño de procesos industriales y productos sostenibles innovando en sistemas de circuito cerrado que eviten la generación de residuos.  Sin embargo, el nudo central es la energía: “La presión mas grande es alcanzar una reducción absoluta en el consumo de materiales y energía para los próximos  cincuenta años.. imposible sin innovaciones radicales en la industria energética”
Además, la cultura. ….Como dice Kemp “Los Bulldozers que se utilizan para destruir los bosques tropicales pueden ser impulsados por el (H2) y serían igual de dañinos”

III.3. Un Paradigma Tecno-económico Verde

Evolutionary Economics, al contrario de Schumacher es optimista sobre el potencial de la investigación en tecnología para afrontar el reto medioambiental.  Estos economistas creen que el crecimiento económico puede ser mas respetuoso, que la globalización puede ser gobernada si hay voluntad y los Gobiernos asumen un rol activo, económico y social, en promover la innovación. Mientras, los seguidores de Schumacher, que creían posible sustraerse a la globalización y proteger a las empresas y comunidades locales, incluso al coste de ciertas ineficiencias, empiezan a buscar maneras de insertar sus visiones en los procesos globales.
Los teóricos de “Evolutionary..” sitúan,  entre 1980 y 2010, el punto irreversible de la acumulación tecnológica (otros autores lo llaman Ciclo de Kondratiev). Piensan que el Paradigma Tecno-económico (TEP) del conocimiento y la organización industrial en red, está creando unas contradicciones que la bloquean, y que solo se afrontan desde un Paradigma  Tecnológico Verde (“Green TEP”)
En primer lugar, las Tecnologías de la Información (TIC) no se avienen con el paradigma verde. “Son consumidoras compulsivas de energía”. Las TIC, la globalización que las ha hecho posibles y la transferencia fordista de actividades, que van de su mano, contribuyen al efecto invernadero porque son dependientes de la energía fósil.
En segundo, “Las infraestructuras que soportan la energía fósil son enormes.. y además se sustentan en una cultura, poderosamente arraigada, del sistema de vida global construido alrededor del automóvil”. Mucho antes de que se produzcan interrupciones por falta de suministros, los beneficios industriales asociados al modelo serán absorbidos por los costes crecientes de la energía, paralizando la acumulación.
La preocupación crítica desde los retos actuales medioambientales, es la cuestión de cómo ocurre la transición desde un TEP- basado en la informatización- a un Green-TEP. Sin caer en el determinismo, la historia enseña que cuando un Paradigma alcanza su límite de crear beneficio y mejorar la producción, un nuevo Paradigma emerge y crea nuevas oportunidades. También, que la transición suele coincidir con graves crisis y periodos de estancamiento.
Los siglos XIX y XX ilustran la sustitución de los viejos Paradigmas (vapor por electricidad;  Manufacturas por el fordismo) que se alcanza tras un largo periodo de experimentación y destrucción de fuerzas productivas. “Solo cuando las Instituciones – económicas, sociales y políticas – se han trasformado para estar en sintonía con las nuevas tecnologías, puede alcanzarse el potencial que éstas encierran. El carácter de cada Paradigma es adoptado por la sociedad cuando ésta se conforma a la nueva  tecnología”, es decir cuando se crea una cultura que lo convierte en natural y razonable para los ciudadanos.
El cambio, en nuestros días, del fordismo a las corporaciones en red, alcanzará su potencial de no retorno cuando las contradicciones entre la organización de la economía y la cultura destructora de los recursos energéticos escasos, que subyace al modelo y es la herencia del fordismo, encuentren resolución en nuevas instituciones de intercambio social. 

III.4. Estrategias para un Tecno-paradigma Verde

¿Cómo diseñar políticas medioambientales y de I+D que puedan incentivar esas tecnologías? El problema es político: “Se necesita meter presión hacia la mejora tecnológica en todos los sentidos para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y subdesarrollo” y La presión solo se puede ejercer desde Instituciones que concedan amplia legitimidad a los cambios necesarios.
En los comienzos del Siglo XXI, varias nuevas tecnologías experimentan su “momentum”,  e impulsan una nueva revolución industrial basada en el conocimiento. En primer lugar la biotecnología, claramente apoyada en las TIC. El futuro de ambas dependen de que se logre un nuevo paradigma energético. Puede ser el hidrógeno (H2) u otra tecnología, pero se trata de resolver el almacenamiento de la energía libre, es decir del sol, cuyo actual stock fósil está agotándose, sin que pierda su carácter de libre, es decir de no apropiable.
Sea cual sea, una energía verde no es en si misma sostenible.  En primer lugar, está la cuestión de que tipo de energía se utilizará para producir (H2). Por lo que sabemos de la dinámica de los sistemas económicos, la introducción del hidrógeno no tiene por que ser complicado, pero sí lo será el cambio en la energía a utilizar para obtenerlo y distribuirlo.
En segundo, las externalidades negativas provocadas por el automóvil van mucho mas allá de la fuente de energía que usa el propio vehículo, tienen que ver sobre todo con las culturas de uso y consumo. Aunque los impuestos que incorporan al coste del producto las externalidades medioambientales son necesarios para su gestión, no resuelven problemas como los urbanísticos y de aprovechamiento de las instalaciones: La energía solar doméstica y el automóvil impulsado por hidrógeno, implican un estilo de vida que es consumidor intensivo de recursos por efecto de la dispersión del hábitat.
Kemp defiende un cambio hacia formas mucho mas descentralizadas de gestión de la energía limpia. Creando núcleos locales con vocación de independizarse de las Redes centralizadas: Un programa cuasi misionero de I+D, con proyectos para la educación de investigadores, promotores y usuarios, enfocado hacia tecnologías medio-ambientales y a la creación de “nichos de mercado” (entiendidos como conglomerados de productores y clientes basados en la tecnología verde.) donde pueda desarrollarse y  fortalecerse esa tecnología radical, antes de competir globalmente”.
Retomar lo local, sin obviar lo global, en sociedades donde las representaciones culturales de la producción sean post-industriales. Cambios de esta naturaleza, exigirán un gran apoyo de los poderes públicos para garantizar la libertad de empresa y evitar el boicot de los centros nodales constituidos. Comprender que libertad de empresa en un contexto de monopolios implica, necesariamente, protección a las empresas frente a los monopolios.
La idea de incrementar la autosuficiencia en una economía globalizada puede parecer un contrasentido, pero la globalización solo es el contexto en el que ocurren los hechos económicos contemporáneos, y la mayoría de los hechos, como demuestra Castell (2004) ocurren en lo local. El elemento crítico está en la construcción de Instituciones que  apoyen la cooperación mas que la competición, lo cual es mucho mas fácil  en entornos acotados.
Promoviendo en cada sitio la generación y mantenimiento del empleo, soportado por un alto nivel de habilidades y capital social, y localizando empresas en núcleos donde la propia actividad incentive un alto nivel de innovación. PYMEs de tecnología sofisticada en un entorno institucional  basado en tradiciones locales. Núcleos industriales de vanguardia y ecológicos, ahorradores de costes, con suministro garantizado de los elementos críticos, y reserva de habilidades conectada con centros de enseñanza e investigación ad-hoc (Castell y Hal, 1994)
El apoyo público necesario no puede sustituir el esfuerzo empresarial, sin él es inútil el esfuerzo, pues los empresarios emergen en culturas de oportunidad tecnológica, y no por decreto. Dicho apoyo consistiría en favorecer esas culturas con políticas de soporte: Impuestos ecológicas y al carbón, disuasorios de las tecnologías que se quieren desterrar; Fuertes inversiones en educación y formación, y apoyo institucional a la cooperación tecnológica empresarial y científica.
Tales políticas solo son posibles con la implicación de todos los agentes: empresas de vanguardia, gobierno y consumidores educados. Podemos añadir que esos “nichos de mercado” necesitan la protección de  Instituciones que sean jugadores globales, con poder global, tales como los grandes Estados regionales o las agrupaciones continentales (U.E.¿?)
Por lo tanto, la única conclusión segura es que la dependencia del mundo moderno respecto a las energías fósiles solo podría ser  reducida  significativamente por el desarrollo de nuevos estilos de tecnología, creadores y alimentados en culturas de cooperación, sobriedad libremente asumida y conocimiento del entorno.
 Las nuevas culturas emergen de la práctica social, económica y política que crea nuevas Instituciones. Estas últimas, las Instituciones, serán decisivas para la transición hacia un Green-TEP porque solo ellas pueden implantar, promocionar y extender los valores que arropen unas tecnologías humanamente centradas.
Promover un Green-TEP implica acción colectiva “por medio de campañas en todos los frentes: Los procesos de producción; El diseño y estructura de nuestras ciudades y sistemas de transportes; Los alimentos que comemos, y los productos que compramos” Y acuerdos entre países para defender los avances que se logren. Por ahora, solo la U.E. parece proporcionar un ámbito donde tales acciones serían viables, y eso tras grandes cambios legislativos.
 “Toda la historia – igual que la experiencia habitual- apunta al hecho de que es el ser humano, no la naturaleza, quien provee de recursos básicos, que el factor crítico de todo desarrollo económico es la mente humana”  (J. Phillimore (2001) Schumpeter, Schumacher and Green Technology,


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