ECONOMIA VERDE
por Jose Candela
I. El equilibrio neoclásico del
mercado y sus agujeros
Para los
neoliberales, la sociedad es “una matriz activa de opciones y elecciones espontáneas y afinidades naturales” lo
cual se traduce políticamente en que “ los ciudadanos privados conocen mejor la
manera de gastar su dinero que los burócratas de un gobierno extractor de
impuestos”
El equilibrio de los
mercados, piedra de crucero del neoliberalismo, lo planteó Walras en 1874: “Si los precios los marca el mercado,
debemos suponer una fijación simultánea de todos ellos en un proceso hacia el
equilibrio entre los factores y los productos”. Eso implica, dado que la oferta
no es mas que la demanda agregada de los capitalistas por obtener recursos, que
existe la posibilidad de equilibrios múltiples.
Para obviar este
problema, Walras postuló la independencia entre las funciones de utilidad
(demanda) y de producción, y consideró que todas las empresas tienen funciones
de producción idénticas en una industria.
Estos supuestos inician la enorme suplantación de la ciencia por una
ideología que postula que el mercado, dejado a su libre funcionamiento,
resuelve todos los desequilibrios del ajuste entre la oferta y la demanda y
acaba ocupando todos los factores.
Con estas
simplificaciones se demuestra que hay una posibilidad de equilibrio, no que la
realidad esté reflejada en el modelo.
La igualdad en la organización de las empresas es un supuesto inverosímil. Y en el caso del trabajo, que consume para sobrevivir, introduce restricciones que pueden ser incompatibles con el sistema: No puede tener un equilibrio de remuneración cero, o por debajo de un cierto nivel, ni puede tener variaciones marginales, las personas son unidades discretas y su tiempo y necesidades también.
La igualdad en la organización de las empresas es un supuesto inverosímil. Y en el caso del trabajo, que consume para sobrevivir, introduce restricciones que pueden ser incompatibles con el sistema: No puede tener un equilibrio de remuneración cero, o por debajo de un cierto nivel, ni puede tener variaciones marginales, las personas son unidades discretas y su tiempo y necesidades también.
En el modelo de
equilibrio de los mercados, no se pueden considerar efectos externos sobre los
factores si se quiere una solución
económica superior a cero. Marshall (1890) consideraba que el efecto de las
variaciones en el conocimiento tecnológico y la formación profesional crea economías externas.
Cuando una industria crece y se ubica en una zona, todas las industrias del
ramo acaban por disfrutar de la oferta de una mano de obra especializada.
La capacitación, la
trasmisión de conocimiento y otras, no solo quedan fuera del análisis, son incompatibles (Samuelson 1951). Las
cosas que tomamos como parámetros para el Equilibrio General resultan ser
cuestiones que varían e influyen sobre las ecuaciones, como los gustos, la
tecnología y sobre todo el marco institucional, con cuestiones tan relevantes
como la distribución de la renta, la participación en la formación o el acceso
a los medios de producción (Blaug, 1973)
El valor de uso del trabajo, su capacidad tecnológica, crítica en las
modernas teorías del manágement,
aparece, en la competencia perfecta, como una restricción a su movilidad
que impide el equilibrio. A
modo de conclusiones, podemos decir que La Teoría Económica Neoclásica, al
obviar las habilidades humanas, y partir de una concepción simplista del
comportamiento, corta el camino para comprender la economía contemporánea.
A partir de los
setenta, los informes del Club de Roma sobre los límites al crecimiento, los
estudios de Richta o Daniel Bell sobre los efectos del conocimiento en la
economía, y sobre todo los avances en la teoría del manágement, con el premio
Nóbel a H. Simon en 1978, que se
basaba en un contexto económico de mercados con información imperfecta y búsqueda de posiciones
cuasi-monopolistas. Plantean tantos interrogantes e incongruencias en la
macroeconomía que ya no se pueden obviar, y en la última década del siglo XX
emergen en los grandes centros de investigación social nuevas ideas, que tardan
en llegar al público por la reacción fanática y la fuerza publicitaria de los
Think-Thank consevadores.
Esas ideas intentan
integrar el valor de uso en la macroeconomía, es decir teorizar conjuntamente
la macro y la microeconomía. Entre ellos, un grupo de economistas, en torno a
Nelson y Winter (1982) y su “Evolutionary Economics”, redefinen el valor del
trabajo bajo el concepto “habilidades”; Rescatan las ideas sobre la
configuración fragmentada de los mercados de Ricardo, y la relación entre
innovación y ventaja monopolista de Schumpeter. Estos tres conceptos permiten
la inserción de las Instituciones en la teoría del desarrollo, y por lo tanto
del bien común en la teoría económica. A partir de esa base, enfrentan los dos grandes desafíos planteados
por Schumpeter y Schumacher a la Economía: Integrar en el pensamiento económico
la creatividad humana y el entorno medioambiental.
II. Lo Verde
también es economía
En los años
sesenta, antes de la crisis del
petróleo de los setenta, y del informe del Club de Roma, Nicholas
Georgescu-Roegen planteó que la economía debe integrar en el análisis la
naturaleza y los recursos naturales, aplicando la entropía al análisis
económico y abandonando la visión positivista y judeo-cristiana que muestra a la naturaleza como algo
infinito y destinado para la apropiación humana.
“La ley de la
entropía es la más económica de todas las leyes naturales” y nos dice que nunca
se podrá volver al mismo punto de equilibrio. El proceso económico no es un
movimiento circular mecanicista. Es un proceso biológico, unidireccional y
evolutivo.
Incluso negaba la
posibilidad teórica del reciclaje completo, pues el concepto de entropía pone
límites al crecimiento económico y hace inevitable el agotamiento paulatino de
todos los recursos materiales y energéticos (con la excepción de la energía
solar).
En los setenta, con
la presencia de Schumacher y su “Small is Beautiful” la Ecología entra en el
campo de la Economía Política. El autor defiende las comunidades pequeñas,
suficientes para aprovechar los avances tecnológicos, pero respetando la escala
humana, auto-limitadas al tamaño de la participación democrática y el
aprovechamiento de los ecosistemas locales.
III. ECONOMIA VERDE
Como se compatibilizan las
teorías modernas sobre la Economía del Conocimiento; La dinámica de los
Paradigmas Tecno-económicos (TEP) Los procesos de globalización, con los postulados de sostenibilidad
defendidos por Schumacher. Este es el gran reto teórico de la economía verde.
Está bastante aceptado que
nuestro campo de juego actual de la economía es global. El mismo acuerdo existe
sobre la escala humana, cuasi-local, de los procesos para el control de los
ecosistemas. Economía verde trata, fundamentalmente, de la reflexión sobre
estas contradicciones. Y de las políticas para afrontarlas, sin negar lo
evidente.
III.1. Las lecciones de Schumacher
Schumacher argumentaba que las transferencias de tecnología
entre empresas de países con niveles diferentes de desarrollo, conducían a decisiones inapropiadas
sobre los productos y las tecnologías en los partenaires menos
desarrollados. Países con
abundancia de mano de obra recibían tecnologías ahorradoras de trabajo,
resultado: el desempleo masivo. Las inversiones buscaban satisfacer los
mercados de los países de origen de las tecnologías. Resultado: producción de
artículos de lujo y destrucción de las economías locales.
Y añadía, las tecnologías de los países mas
desarrollados, al expandirse creaban externalidades negativas, como destrucción
de ecosistemas, pérdida de recursos naturales, contaminación y agotamiento de los recursos
energéticos. Esas externalidades no se hacían evidentes, porque los países subdesarrollados
actuaban como contenedor de la efectos perversos de las economías
desarrolladas. Durante los años setenta, la crisis del petróleo y las
emergencias medioambientales en las grandes ciudades cambiaron la percepción de
las gentes, al afectar al núcleo desarrollado del planeta.
Schumacher, sin embargo,
defendía que el estudio de cómo la gente hacía las cosas a nivel local, podría
haber permitido la investigación en tecnologías que mejoraran esos procesos y
ayudaran a las comunidades locales a salir de la pobreza. Esas inversiones
habrían sido mas baratas y útiles.
Preservando las riquezas naturales de la zona y fomentando la
incorporación de sus gentes a la sociedad moderna, entendida como sociedad de
la tecnología.
La Globalización ha trastocado
las visiones localistas. Ha
interrelacionado todo el planeta con los problemas que se producen en
sus núcleos, ha cambiado la ubicación de esos núcleos y creado otros nuevos y
distantes. Sin embargo, el
discurso de Schumacher sigue siendo potente y cargado de juicio. En lugar del rechazo por utópico, invita a
la reflexión por razonable
III.2. Las lecciones de
Evolutionary Economics
La principal reflexión es
metodológica: Para hacer compatibles dos perspectivas que parecen opuestas, es necesario buscar
los puntos comunes entre los aspectos fundamentales de ambas visiones.
Ambos comparten la perspectiva
de la economía del conocimiento
sobre la fuerza de trabajo como un stock de servicios. Y ambos valoran
la importancia del sistema industrial, entendido como un catálogo de combinaciones
de la organización el trabajo, y como espacio de la innovación. Valoran más la
concepción japonesa de mejora de lo que ya se sabe hacer, que la innovación
radical. Esta última ocurre, pero si no hay un sistema industrial capaz de
mejorarla, adaptarla, convertirla en rutina y crear nuevos conceptos, su efecto
es nulo. Este postulado pertenece tanto a “Evolutionary Economics” como a los
seguidores de Schumacher.
La segunda concordancia se
produce en torno al lugar central que ambos conceden a la tecnología energética
en el enfoque de los problemas medioambientales. Hablando en los setenta sobre
los límites del crecimiento, Schumacher decía: “El moderno sistema industrial
no se ve gravemente enfrentado por posibles escasez o altos precios de los
materiales… es más, la necesidad es la madre de la invención, y la inventiva de
la industria, maravillosamente soportada por la ciencia moderna, es difícil que
pueda ser derrotada en ese frente”..y añadía: “El único factor material cuya
disponibilidad es la precondición de todos los otros, y que no puede ser
reciclado, es la Energía”.
En 1998 los autores de The Next
Industrial Revolution, defendían la posibilidad del diseño de procesos industriales y productos sostenibles
innovando en sistemas de circuito cerrado que eviten la generación de
residuos. Sin embargo, el nudo
central es la energía: “La presión mas grande es alcanzar una reducción
absoluta en el consumo de materiales y energía para los próximos cincuenta años.. imposible sin
innovaciones radicales en la industria energética”
Además, la cultura. ….Como dice
Kemp “Los Bulldozers que se utilizan para destruir los bosques tropicales
pueden ser impulsados por el (H2) y serían igual de dañinos”
III.3. Un Paradigma
Tecno-económico Verde
Evolutionary Economics, al
contrario de Schumacher es optimista sobre el potencial de la investigación en
tecnología para afrontar el reto medioambiental. Estos economistas creen que el crecimiento económico puede
ser mas respetuoso, que la globalización puede ser gobernada si hay voluntad y
los Gobiernos asumen un rol activo, económico y social, en promover la
innovación. Mientras, los seguidores de Schumacher, que creían posible
sustraerse a la globalización y proteger a las empresas y comunidades locales,
incluso al coste de ciertas ineficiencias, empiezan a buscar maneras de
insertar sus visiones en los procesos globales.
Los teóricos de
“Evolutionary..” sitúan, entre
1980 y 2010, el punto irreversible de la acumulación tecnológica (otros autores
lo llaman Ciclo de Kondratiev). Piensan que el Paradigma Tecno-económico (TEP)
del conocimiento y la organización industrial en red, está creando unas
contradicciones que la bloquean, y que solo se afrontan desde un Paradigma Tecnológico Verde (“Green TEP”)
En primer lugar, las
Tecnologías de la Información (TIC) no se avienen con el paradigma verde. “Son
consumidoras compulsivas de energía”. Las TIC, la globalización que las ha
hecho posibles y la transferencia fordista de actividades, que van de su mano,
contribuyen al efecto invernadero porque son dependientes de la energía fósil.
En segundo, “Las
infraestructuras que soportan la energía fósil son enormes.. y además se
sustentan en una cultura, poderosamente arraigada, del sistema de vida global
construido alrededor del automóvil”. Mucho antes de que se produzcan interrupciones
por falta de suministros, los beneficios industriales asociados al modelo serán
absorbidos por los costes crecientes de la energía, paralizando la acumulación.
La preocupación crítica desde
los retos actuales medioambientales, es la cuestión de cómo ocurre la
transición desde un TEP- basado en la informatización- a un Green-TEP. Sin caer
en el determinismo, la historia enseña que cuando un Paradigma alcanza su
límite de crear beneficio y mejorar la producción, un nuevo Paradigma emerge y
crea nuevas oportunidades. También, que la transición suele coincidir con
graves crisis y periodos de estancamiento.
Los siglos XIX y XX ilustran la
sustitución de los viejos Paradigmas (vapor por electricidad; Manufacturas por el fordismo) que se
alcanza tras un largo periodo de experimentación y destrucción de fuerzas
productivas. “Solo cuando las Instituciones – económicas, sociales y políticas
– se han trasformado para estar en sintonía con las nuevas tecnologías, puede
alcanzarse el potencial que éstas encierran. El carácter de cada Paradigma es adoptado
por la sociedad cuando ésta se conforma a la nueva tecnología”, es decir cuando se crea una cultura que lo
convierte en natural y razonable para los ciudadanos.
El cambio, en nuestros días,
del fordismo a las corporaciones en red, alcanzará su potencial de no retorno
cuando las contradicciones entre la organización de la economía y la cultura
destructora de los recursos energéticos escasos, que subyace al modelo y es la
herencia del fordismo, encuentren resolución en nuevas instituciones de
intercambio social.
III.4. Estrategias para un
Tecno-paradigma Verde
¿Cómo diseñar políticas
medioambientales y de I+D que puedan incentivar esas tecnologías? El problema
es político: “Se necesita meter presión hacia la mejora tecnológica en todos
los sentidos para resolver los problemas de desigualdad, pobreza y
subdesarrollo” y La presión solo se puede ejercer desde Instituciones que
concedan amplia legitimidad a los cambios necesarios.
En los comienzos del Siglo XXI,
varias nuevas tecnologías experimentan su “momentum”, e impulsan una nueva revolución industrial basada en el
conocimiento. En primer lugar la biotecnología, claramente apoyada en las TIC.
El futuro de ambas dependen de que se logre un nuevo paradigma energético.
Puede ser el hidrógeno (H2) u otra tecnología, pero se trata de resolver el
almacenamiento de la energía libre, es decir del sol, cuyo actual stock fósil
está agotándose, sin que pierda su carácter de libre, es decir de no
apropiable.
Sea cual sea, una energía verde
no es en si misma sostenible. En
primer lugar, está la cuestión de que tipo de energía se utilizará para
producir (H2). Por lo que sabemos de la dinámica de los sistemas económicos, la
introducción del hidrógeno no tiene por que ser complicado, pero sí lo será el
cambio en la energía a utilizar para obtenerlo y distribuirlo.
En segundo, las externalidades
negativas provocadas por el automóvil van mucho mas allá de la fuente de
energía que usa el propio vehículo, tienen que ver sobre todo con las culturas
de uso y consumo. Aunque los impuestos que incorporan al coste del producto las
externalidades medioambientales son necesarios para su gestión, no resuelven
problemas como los urbanísticos y de aprovechamiento de las instalaciones: La
energía solar doméstica y el automóvil impulsado por hidrógeno, implican un
estilo de vida que es consumidor intensivo de recursos por efecto de la
dispersión del hábitat.
Kemp defiende un cambio hacia
formas mucho mas descentralizadas de gestión de la energía limpia. Creando
núcleos locales con vocación de independizarse de las Redes centralizadas: Un
programa cuasi misionero de I+D, con proyectos para la educación de
investigadores, promotores y usuarios, enfocado hacia tecnologías
medio-ambientales y a la creación de “nichos de mercado” (entiendidos como
conglomerados de productores y clientes basados en la tecnología verde.) donde
pueda desarrollarse y fortalecerse
esa tecnología radical, antes de competir globalmente”.
Retomar lo local, sin obviar lo
global, en sociedades donde las representaciones culturales de la producción
sean post-industriales. Cambios de esta naturaleza, exigirán un gran apoyo de
los poderes públicos para garantizar la libertad de empresa y evitar el boicot
de los centros nodales constituidos. Comprender que libertad de empresa en un
contexto de monopolios implica, necesariamente, protección a las empresas
frente a los monopolios.
La idea de incrementar la
autosuficiencia en una economía globalizada puede parecer un contrasentido,
pero la globalización solo es el contexto en el que ocurren los hechos
económicos contemporáneos, y la mayoría de los hechos, como demuestra Castell
(2004) ocurren en lo local. El elemento crítico está en la construcción de Instituciones
que apoyen la cooperación mas que
la competición, lo cual es mucho mas fácil en entornos acotados.
Promoviendo en cada sitio la
generación y mantenimiento del empleo, soportado por un alto nivel de
habilidades y capital social, y localizando empresas en núcleos donde la propia
actividad incentive un alto nivel de innovación. PYMEs de tecnología
sofisticada en un entorno institucional
basado en tradiciones locales. Núcleos industriales de vanguardia y
ecológicos, ahorradores de costes, con suministro garantizado de los elementos
críticos, y reserva de habilidades conectada con centros de enseñanza e
investigación ad-hoc (Castell y Hal, 1994)
El apoyo público necesario no
puede sustituir el esfuerzo empresarial, sin él es inútil el esfuerzo, pues los
empresarios emergen en culturas de oportunidad tecnológica, y no por decreto.
Dicho apoyo consistiría en favorecer esas culturas con políticas de soporte:
Impuestos ecológicas y al carbón, disuasorios de las tecnologías que se quieren
desterrar; Fuertes inversiones en educación y formación, y apoyo institucional
a la cooperación tecnológica empresarial y científica.
Tales políticas solo son
posibles con la implicación de todos los agentes: empresas de vanguardia,
gobierno y consumidores educados. Podemos añadir que esos “nichos de mercado”
necesitan la protección de
Instituciones que sean jugadores globales, con poder global, tales como
los grandes Estados regionales o las agrupaciones continentales (U.E.¿?)
Por lo tanto, la única
conclusión segura es que la dependencia del mundo moderno respecto a las
energías fósiles solo podría ser
reducida significativamente
por el desarrollo de nuevos estilos de tecnología, creadores y alimentados en
culturas de cooperación, sobriedad libremente asumida y conocimiento del
entorno.
Las nuevas culturas emergen de la práctica social, económica
y política que crea nuevas Instituciones. Estas últimas, las Instituciones,
serán decisivas para la transición hacia un Green-TEP porque solo ellas pueden
implantar, promocionar y extender los valores que arropen unas tecnologías
humanamente centradas.
Promover un Green-TEP implica
acción colectiva “por medio de campañas en todos los frentes: Los procesos de
producción; El diseño y estructura de nuestras ciudades y sistemas de transportes;
Los alimentos que comemos, y los productos que compramos” Y acuerdos entre
países para defender los avances que se logren. Por ahora, solo la U.E. parece
proporcionar un ámbito donde tales acciones serían viables, y eso tras grandes
cambios legislativos.
“Toda la historia – igual que la experiencia habitual- apunta
al hecho de que es el ser humano, no la naturaleza, quien provee de recursos
básicos, que el factor crítico de todo desarrollo económico es la mente humana” (J. Phillimore (2001) Schumpeter, Schumacher and Green Technology,
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