«tal
vez el destino del ser humano sea una vida breve, más febril, excitante y
extravagante en lugar de una vida larga, vegetativa y
monótona». (G-R: 1975).
De
acuerdo con Georgescu Roegen: “un subsistema —no aislado— (el económico) no
puede regular a un sistema (el biológico) que le engloba.” Esta frase resume el
inicio de la moderna economía de la ecología. Mas allá de las resonancias
maltusianas, o los sueños domésticos de Phrudon, falsamente reivindicados por
grupos que unen a sus buenas intenciones una cierta pereza mental.
El autor
rumano huyó del comunismo existente, pero no de la economía política, lo único
que hizo, siguiendo los pasos de Schumpeter, fue situarla en contexto, en pleno
siglo XX. El maestro teorizó sobre los límites sociales del liberalismo,
inscritos en sus propias tendencias al gigantismo industrial y la burocracia,
Georgescu, en un paso mas avanzado, coherente con los grandes maestros de la
economía política, la situó en el contexto de la naturaleza del planeta, donde
la economía existe, y del
comportamiento de la especie que le confiere sentido.